lunes, 3 de noviembre de 2008

Contrastes de un solo día

Hoy llevo un día lleno de contrastes...

Empecemos por la mañana. De entrada, hacía un frío de narices en Galapagar (bueno, últimamente está haciendo frío, así que esto será normal). Es lunes, da una pereza tremenda ir al trabajo (más cuando tenía por delante una reunión con mi jefe), tenía sueño y, además, hacía frío (sé que ya lo he dicho, pero es que hacía frío). Esa sensación desagradable contrastaba con lo bonito que era ver la sierra madrileña desde el coche, camino a la estación de Cercanías. Todas las cumbres llenas de nieve, con una sensación de cercanía increible. A veces, estas cosas te alumbran por un momento, porque no todo el rato se ven cosas bonitas.

Llegaba ya al despacho de mi jefe, pero previamente habíamos quedado los compañeros de trabajo para decidir lo que teníamos que decirle ante los últimos cambios unilaterales que se habían producido (y con los cuales no estabamos de acuerdo ni en contenido ni en las formas de producirse). Contrastan las risas y el buen rollo que tenemos los compañeros con lo miserable e idiota que es el jefe (sé que todos lo son, pero hoy me toca desahogarme del mío). Pasas de estar bien con los compañeros a tirarte de los pelos y desesperarte ante las explicaciones del porqué de las decisiones del jefe.

Salgo de la reunión, pensando en el estrés de trabajo que tengo encima (acumulación de cosas pendientes, olvidos, fechas de entrega límite, etc.), pero me voy a ver a F. (amigo que recibió felicitación por mi parte el otro día), para darle con retraso su regalo de cumpleaños. Ver la sorpresa y la alegría al abrir el regalo ya compensa todo lo demás (aunque sea por unos instantes). Charlamos un rato (lo que le permite su nuevo puesto de trabajo) y ya me tengo que ir a Galapagar.

Llego a casa hambriento y cansado. Vuelvo a pensar en el trabajo y retorna el estrés. No sé que voy a comer, porque no tengo nada preparado y se me ha olvidado sacar nada del congelador el día anterior, con lo que la espera puede ser larguísima. Acabo por freírme unos filetes de pollo a la plancha, cortarme unos tomates con aceite y hacerme un huevo frito y tiro para adelante. Pero no es la comida la que me da alegría (que también). Llegar a casa para que te salude tu perrita con toda la alegría del mundo, dando igual que ella tenga hambre o se haya pasado sola toda la mañana, hace que te tomes todas tus preocupaciones de otra manera (¿por qué nos lo tomamos todo tan a pecho?).

Acaba de venir mi novia y me cuenta que damupi ha escrito sobre la velada del sábado. Voy al ordenador y miro su blog. Me quedo helado ante su entrada y las insinuaciones escritas en contraste con el buen recuerdo que todavía tengo de dicha noche.

¿Cuántos contrastes me quedarán todavía hoy por vivir?

2 comentarios:

damupi dijo...

pues eso que he sido light, q sino....A ti te tendria que sacar un dia de marcha. Ibas a ver lo q es pasarselo bien.
Entiendeme, la cia es grata, la familia...es la familia, pero...pasarselo bien...seguro te lo has pasado mejor leyendo algun que otro comic...CONFIESA!!!!

damupi dijo...

sin fuerzas para escribir?

tu tbm tienes crisis como zp?