martes, 30 de septiembre de 2008

Más memorias de un alemán

Últimamente me ha dado por escuchar algo que hacía muuuuuuuchos años que no oía. Historias radiofónicas...

A ver, me explico. En Alemania se llevaba mucho (ahora mismo ya no sé si está tan de moda) tener cintas de música, donde te contaban historias. Podían ser de muchos tipos: cuentos, historias de libros adaptadas a formato radiofónico, etc. A mi me gustaba mucho una que se llamaba "Die drei ???". Se basaba en libros de Alfred Hitchcock, donde 3 chavales de una ciudad de Estados Unidos (Rocky Beach) hacían de detectives y resolvían los casos más insólitos que pudiese haber. Creo que en la versión española de los libros se llamaban "Los 3 detectives" o algo por el estilo.

Realmente me apasionaba ponerme en mi radiocassette viejo, mientras jugaba en mi habitación a cualquier cosa (clips, Lego, Tente, etc.), y escuchar (siempre con el cierto riesgo de que el aparato se "comiera" la cinta y ésta se enredara de tal manera que la cinta casi fuera a la basura). Eran historias siempre divertidas, a veces apasionantes, otras veces de miedo y siempre con intriga. Recuerdo que siempre que terminaba la cinta, le daba inmediatamente la vuelta y volvía a ponerla desde el principio.

También recuerdo tener la colección completa en cinta (completa, por lo menos en aquel momento) y mostrarla en mi pequeña estantería del momento. Eso sí, siempre perfectamente ordenada del 1 al 42 (que son los números que había entonces). Es cierto que me gustaban más unas historias que otras, pero si salía a la venta alguna aventura nueva, ahí estaba yo para conseguirla.

Algunos amigos míos alemanes saben perfectamente de qué estoy hablando, pero para gente de España puede resultar extraño. Tengo entendido que en otras épocas (yo no había nacido), se ponían seriales en la radio. Supongo que eso debía ser muy parecido a lo que yo me refiero. En estas historias hay unos actores que hacen las voces principales y que siempre repiten (bueno, siempre que repita el personaje en la historia). Luego están actores diferentes para los diferentes personajes : la persona que tiene el problema y busca ayuda de los detectives, el comisario de policía que echa una mano a los protagonistas, el malo (de ese, no te enterabas que era el malo hasta el final), etc. Acompañado siempre de música entre escenas y efectos de sonido muy acertados (ruido de coches si están en la calle, sonido de puertas cuando salen y entran en los sitios, etc.), la atmósfera creada siempre conseguía cautivarme. Me parecía algo casi mágico.

Ahora han pasado muchísimos años desde aquello. Pero hace tiempo que me picó la curiosidad comprobar si en internet circulaban estas historias (las cintas se me fueron rompiendo, deteriorando, etc.) o si aquello ya había pasado al ostracismo (y yo me había hecho muuuuuuuuuy viejo). Para mi sorpresa, ya que llevaba bastantes años desconectado de aquello, habían llegado a publicar 120 historias. Es decir, con todo lo que yo tenía en su momento, resulta que sólo conocía una tercera parte de todo lo que se ha hecho (y parece que siguen sacando más y más).

Gracias a internet he podido conseguir todas las historias. Ahora ya soy bastante más mayor, pero he vuelto a empezar a escuchar estas historias (mientras trabajo en casa, en algún momento en el tren, etc.). Evidentemente las sensaciones de ahora cuando las oiga son muy distintas a aquellas de entonces. Ahora ya no juego mientras escucho, sino que estoy trabajando (menos mal, porque sino mala cosa). No escucho una historia y la vuelvo a poner una tras otra tras otra, etc. Pero creo que sigue teniendo algo de mágico, algo que me gusta y algo que me relaja al escucharlo. Además (evidentemente) es una forma más de poder escuchar alemán en un entorno, donde prácticamente solo hablo alemán con mi madre (bueno, hay más veces, pero no de forma muy regular). Y eso se agradece.

Mis historias favoritas (teniendo en cuenta que todavía no he oído la mitad de todo lo que hay):

- Die drei ??? und der unheimliche Drache

- Die drei ??? und das Gespensterschloss

- Die drei ??? und der rasende Löwe


- Die drei ??? und die bedrohte Ranch

- Die drei ??? und der Doppelgänger

lunes, 29 de septiembre de 2008

Edad de plenitud

Pues sí, esa es la edad que estoy viviendo ahora...

Estrés del trabajo, cantidad de cosas que hacer con la mudanza, obras de casa pendientes, medio enfermo de estómago, falta de tiempo para todo, etc. Vamos, todo lo que uno puede vivir por esta época de su vida, me está tocando. Y me está tocando de lleno.

Dicen que las cosas van por rachas. Yo espero que esto sea una racha mala, aunque de alguna manera lo dudo, porque, a pesar del agobio lógico, no estoy deprimido, ni nada por el estilo, pero como esto sea una racha buena, ¿qué me esperará con la mala venidera?

Ayer volví de mi viaje relámpago a Valencia, trayendo en mi equipaje de mano a la cachorrita más mona que se puede tener. Aunque no quiero dar detalles ñoños sobre mi nueva mascota (porque caería en los tópicos de todo el mundo y ya sabríais todos lo que iba a decir, ¿no?), sí contaros que hoy, en un solo día, he fregado el suelo más veces que en muchos años juntos (y no es por dármelas de moderno o cualquier otro calificativo que haya ahora para aquellos que compartan las tareas de casa por igual con sus novias, parejas, mujeres, etc., pero ¡mira que he fregado veces!). Ahora toca la ardua tarea de ir de enseñanza sobre dónde puede mear la perra, dónde puede ir, etc. Reconozco que por un lado tengo gran parte de culpa en haberme buscado esta fuente de "estrés" (porque ahora mismo no necesito estar pendiente de una perrita, sino solucionar otros tantos millones de cosas), pero es que estar tumbado en mi despacho semi-vacío con la perrita al lado y jugueteando, me hace feliz. He cumplido un sueño vital... Y eso justifica mucho, ¿verdad?

viernes, 26 de septiembre de 2008

Guau guau

Ya estoy en Valencia. Ya queda menos para encontrarme con el nuevo "miembro" de la familia (o según diría la ministra de igualdad, miembra porque es hembra). Rogeta (leído Rocheta, porque tendrá nombre valenciano, gracias a la influencia de mi chica), la perrita más linda del mundo (aunque eso dirán todos de sus perros respectivos).

Ha sido un viaje largo y pesado, porque aunque he estado escuchando los mixes de música que comentaba en el otro blog, tres horas y media sólo en el coche es un poco petardo. Pero por fin he llegado. Mañana es sábado, y aunque tendré que trabajar un poco desde el portátil, también podré desconectar un rato. Aunque no sé cómo matar el tiempo hasta el domingo al mediodía. ¡Tengo tantas ganas de verla! La tuve en mi mano el primer día de su vida (cabía prácticamente en la la palma). Tenía los ojos cerrados y emitía sonidos agudos que querían semejarse a aullidos porque extrañaba la ausencia de contacto con su madre. Cuando te la acercabas al pelo (sería que sentía algo parecido al pelaje de la madre), se quedaba más tranquila. Desde entonces (una experiencia única para mi en esta vida) ha pasado 1 mes y la única información puntual que he recibido de ella es alguna foto de móvil, y sobre todo, relatos sobre cómo juega en el jardín con su hermanito, cómo come del cuenco, cómo se asoma de la caseta... Os puedo decir que se me caía la baba de las cosas bonitas que me decían de ella.

Seguramente a los pocos días me estaré acordando de todas esas cosas y pensaré que en menudo lío me he metido, sobre todo cuando vea varias meadas en el suelo y más de una cagarruta, al llegar a casa desde el trabajo... Pero en esta aventura me he querido embarcar voluntariamente y lo hago con una grandísima ilusión. El tiempo dirá si me he equivocado.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Ser friki o no ser friki, he aquí la cuestión

Es verdad que los tiempos parecen cambiar. Ahora las cosas son distintas, aunque todavía no se pueden comparar con las situaciones que hay en otros países del mundo... Pero todo llegará. Sí señor, y sino, me da igual, porque a mi siempre me gustarán los cómics.


Hay una sensación generalizada de que los cómics deberían ser leídos únicamente por niños y que estos sólo van dirigidos a ellos. ¡Craso error! De hecho, todavía hay mucha gente que te mira raro si les dices que te gustan los cómics y resulta que ya tienes pelo en el pecho. ¡Prejuiciosos!


Yo he sido amante de los cómics de siempre (o casi casi). Es verdad que al principio, mis padres me compraban aquellas cosas que podían leer niños pequeños, como por ejemplo Mortadelo y Filemón, Superlópez, Zipi y Zape, Rompetechos, 13 Rue del Percebe, etc. Eran, y lo siguen siendo, la mar de divertidos. Recuero las muchísimas carcajadas que me he echado leyendo dichos tebeos. Ibáñez me parece un maestro en la comedia, reflejando situaciones del momento de España y dándoles un toque de humor inteligente. Para mi, algunos títulos inolvidables de aquella época (y de la época actual) son "El gang del Chicharrón" (Mortadelo y Filemón) o "La caja de Pandora" (Superlópez).


Luego fui extendiendo mi gusto a cosas más internacionales, gracias también a mi parte alemana, como por ejemplo Astérix (allí se leía un montón), Lucky Luke, etc. Soñaba con hacer colecciones de cascos de romano como Obélix o de montar a caballo por el Oeste y cazar a los bandidos en pleno saqueo de un banco. Releía una y otra vez cada tomo y trataba de dibujar ciertos personajes en folios. Recomiendo fieramente "Astérix y los normandos".


Pero cada vez que me hacía mayor, el cuerpo me pedía cosas un poco más exigentes y elaboradas (eso no quita que siga disfrutando actualmente, y mucho, de los cómics que he mencionado antes), y aunque no sea nada comparable a Proust o Goethe, pero Tintín era una bomba de relojería. Con sus aventuras se me permitía explorar mundo (El templo del sol o Tintín en América), compartir eventos fantásticos bajo el mar (El tesoro de Rackham el Rojo) o en el cielo (Tintín en la luna). Milú me pareció una maravilla de perro y el capitán Haddock, el fanfarrón más gracioso de cuántos había leido hasta el momento. Siempre me ha gustado, sobre todos los demás, "Tintín en el Tíbet", así como "Objetivo: La luna". Todavía hoy me enganchan de tal manera que, una vez empezados, no puedo soltar el tomo hasta terminarlo.


Han ido pasando los años y sigo disfrutando y devorando cómics, uno detrás de otro. De hecho, creo que empiezo a tener una colección bastante maja y pintoresca de cómics y pienso seguir ampliándola. Me da igual leer acerca de superhéroes (el Civil War de Marvel me parece prodigioso o Daredevil de Frank Miller), como historias basadas en la realidad (Desde el infierno de Alan Moore o Torso de Brian Michael Bendis), pasando por historias de ficción totales como Bone (divertido y nada que envidiar al Señor de los Anillos) y terminando con tiras cómicas de periódicos (Mafalda, recopilatorios de The New Yorker)... Todos ellos me han hecho disfrutar en mayor o menor medida, y siempre me han aportado algo. Guionistas como Garth Ennis, Ben Templesmith, Mark Millar, David Lapham son sencillamente increíbles, aunque en la cima de mis preferidos (casi) siempre estarán Alan Moore (viva "Watchmen", La cosa del pantano, V de Vendetta, etc.), Neil Gaiman (Sandman es impresionante) o Frank Miller (300, Sin City, Ronin, Martha Washington Goes To War).


Lógicamente me dejo montones de cómics sin mencionar. Tampoco creo que sea necesario, aunque sí quiero decir que todavía hoy, muchos cómics más naïf y "simplones" me dejan impresionados con su humor, que parece nunca estar desfasado, como por ejemplo Boule & Bill de Robá, Calvin y Hobbes de Bill Waterson, Mafalda de Quino, etc. Parece que por ellos no pasa el tiempo.


Ahora, ¿por qué, después de tanto tiempo con esta afición, no se me termina de quitar la sensación de que para mucha gente soy un friki? Desde luego, después de pensarlo muchas veces, a casi la única conclusión que llego es que aquellas personas que nos juzgan así (y digo nos, refiriéndome al colectivo de lectores de cómics) es porque no han leído las novelas gráficas o cómics que han pasado por mis manos. Que cojan ese V de Vendetta original o Desde el infierno de Alan Moore, o Maus de Art Spiegelman, o quizá Contrato con Dios de Will Eisner, lo lean y luego me digan. ¿Esos cómics son para niños? ¿Los adultos no pueden apreciar las historias si es con ilustraciones? Si desde luego, leyendo eso, soy un friki, bendito sea ser friki.


Venía leyendo un cómic en el tren. Era un ensayo sobre cómics. Es un poco difícil de explicar, pero trata de explicar en formato de cómic, las formas de escribir, de interpretar y de comprender el cómic. Me parece prodigioso. Es algo que a cualquiera que tenga un mínimo de curiosidad por el género, debería leer. Por cierto, se llama "Entender el cómic" de Scott McCloud.
Desde luego, me da igual lo que la gente piense. Yo seguiré disfrutando de mi afición y seguiré defendiendo, que los cómics pueden ser algo más que una simple ilustración para niños.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Tiempo, ¿quién lo tuviera?

Noto que no doy abasto. Tengo tantas cosas que hacer. Y sin embargo pasa el tiempo, y parece que no he terminado nada, que todo sigue pendiente y que encima tengo más cosas acumuladas... Desde luego, en ocasiones dan ganas de tener días de 28 horas, aunque supongo que con el ritmo que lleva uno encima, eso supondría estar cuatro horas más currando, en lugar de hacer cosas de provecho y necesarias. Y eso tampoco es necesario, por lo que dejaremos los días tal como están ahora.

El caso es que tengo una carga de trabajo elevada últimamente que me tiene un pelín agobiado. Bueno, no me voy a quejar, porque tengo la suerte de poder dosificarmela como yo quiera (es lo que tiene ser tu propio jefe, aunque con sus límites), además de poder trabajar, que parece ser que los tiempos achuchan un poco más de lo que nos gustaría a todos (resulta que hay que agradecer el poder trabajar...).

Pero resulta que todavía tengo muchas cosas que hacer con la mudanza a Galapagar. Siempre hago cosas, pero a medida que me encargo de ellas, salen surgiendo cosas nuevas. Esto es una locura.

Luego están las reformas que le hacen falta a la casa. Que si una mano de pintura, que si hay que cambiar la caldera de agua caliente y calefacción, que si las persianas están rotas, que si el telefonillo está estropeado, que si hay humedades en el comedor, etc. Bueno, que conste que la casa no está nada mal (a ver si vais a pensar que esto es un desastre, como le pasaba a Tom Hanks en "Esta casa es una ruina" [por cierto, comedia muy muy muy recomendable), pero como a casi todos los sitios a los que uno se muda, necesita unos retoques. Pero no deja de ponerte de los nervios que llames al cerrajero y éste no venga, esté pedido el pintor, pero no te deje el presupuesto, etc. ¿Os hacéis a la idea?

Pues, con todo esto, se me ocurre hacer un blog paralelo a este. Si es que estoy como una regadera, pero ya lo avisé en su momento (lo del blog, no que esté como una regadera). Ahora lo he convertido en realidad. Voy a hacer un blog que hable sólo sobre música. Seguramente decepcionará a mucha gente, porque hablaré del tipo de música que me gusta a mi (y no me gusta precisamente lo que a la amplia mayoría), pero a quien le pique un poco la curiosidad sobre mis gustos y mis descubrimientos musicales, que se vaya a "Música hasta en la sopa" y pase un rato por mis entradas. Quizá después de leerme me pongais verde por mis gustos o quizá alguien encuentre algo interesante y pueda transmitiros mis "conocimientos" musicales (algo que dejo en herencia en este mundo). Pero con la opción con la que os quedéis, eso ya os lo dejo a vosotros.

Y como el tiempo apremia, me voy ya...

domingo, 21 de septiembre de 2008

Recuerdos de infancia de un alemán

Los domingos son raros. Por lo menos para mí. No me gustan. Generalmente, porque implican que se ha acabado el descanso y el tiempo para hacer aquellas cosas que uno quiere. Significa que mañana hay que trabajar...

Pero esta mañana ha sido distinto. Me ha gustado despertarme. Es cierto que me he hecho el remolón en la cama un rato, pero una vez levantado, me he sentido feliz. Afuera hacía un día bastante malo. El cielo estaba encapotado, el cielo amenazaba con lluvia (quizá tormenta), soplaba mucho el viento... Al poco tiempo empezó a llover. Cualquiera podría decir que hacía un día de perros, pero no para mi. Con la llegada de la lluvia, mi gozo fue completo.

Ahí estaba yo, en el salón, mirando por la cristalera al jardín, viendo como caían chuzos de punta, y yo calentito dentro de casa. Estaba en la gloria. A mi me relaja oir como cae el agua, notar el frescor que viene con la lluvia, comprobar que cesan los ruidos cotidianos molestos como los coches, sirenas, etc. Me retrotrae a mi infancia, cuando estaba de vacaciones en Alemania en casa de mi abuela. Ella vivía en una pequeña ciudad cerca de un bosque en el sur de Alemania. Allí es muy habitual que llueva en cualquier momento. De hecho, tan pronto puede caer una cortina de agua, como después sale rápidamente el sol...

Recuerdo con mucha nostalgia y mucho cariño estar en el salón de casa de mi abuela, siendo yo pequeño, jugando a cualquier cosa (con piezas Lego, los clips de Playmobil o con cualquier coche, peluche, etc. que tuviera a mano en ese momento) mientras las tormentas tronaban en el exterior y la lluvia pegaba con furia contra las ventanas. Sin embargo, a mi no me parecía importar, ya que jugaba ajeno a todo aquello. Estaba sumido en las fantasías del juego. Aparte de la magia intrínseca que acompaña al juego infantil, yo me sentía arropado por el calor de la pequeña chimenea que había y del olor a comida y dulces que provenían de la cocina. Mi abuela siempre preparaba ella misma tartas de muchos tipos, mermeladas, etc. Ese olor estaba interiorizado en la casa. Es lo primero que notaba cuando volvía a entrar en casa después de un año fuera. Casí diría que era una esencia que asocia a mi abuela como persona. Notar ese olor, me hacía sentir acompañado, querido y seguro. Y en días de lluvia y tormenta, ese olor parecía acentuarse aun más.

Ahora todo es distinto. Ya no soy pequeño, ya no experimento esa magia que se siente de niño cuando se estaba jugando... Tampoco puedo volver a ese entorno, puesto que mi abuela hace muchos años que ya no está aquí y esa casa estará siendo ocupada por una familia desconocida, la cual habrá creado un entorno propio y distinto al que yo conocía. Apenas tengo ocasión de ir a Alemania y me paso casi todo mi tiempo en España.

Pero, cuando en días como hoy, llueve con esas características (aunque nunca he vuelto a vivir una tormenta como aquellas), me permite volver durante un rato a ese pasado que tanto he amado y que siempre recuerdo con mucho cariño. Me permite recordar a mi abuela, a la que echo de menos. Por momentos, vuelvo desde la distancia geográfica y temporal a esa infancia "alemana" que llevo dentro de mi y revivir esos momentos plácidos, serenos y bonitos. Estos recuerdos serán imborrables para mi para el resto de mi vida, por mucho que llueva y por fuerte que resuenen los truenos. Mi abuela y "su" Alemania siempren estarán conmigo.

Por ello, hoy ha sido un buen domingo.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Dieta mediterránea

Vengo de echarme una cena de esas que van directas al michelín. Bueno, según con quién, diría que más que al michelín, van al pectoral (...caído), pero hoy voy a ser sincero. Yo, como la amplia mayoría de la gente, tengo michelín (intento remediarlo, pero de momento está ahí, así que...). Y tampoco sé si está bien dicho que he comido una cena "cena"... Más bien me he tomado un picoteo guarro a base de kikos, pipas, patatas fritas, jamón serrano, etc. (es decir, "cena"). Vamos, todo estaba buenísimo (por lo menos a mi me encanta todo eso), pero luego están diciéndote todos que no debes tomar eso por el colesterol, por las grasas, etc. ¿Por qué será que siempre las cosas mejores no son sanas? Que si demasiado chocolate, engorda. Que si los chuletones son muy grasos, los espaguetis carbonara con bacón ni te cuento. El paté se te va directamente a no sé que parte del cuerpo... Vamos, digo yo, de algo habrá que alimentarse y disfrutar en esta vida... ¿O es que Brad Pitt se alimenta de aire? Pues NOOOOOOOOO.

En fin, esta famosa "cena" me lleva al tema del que quería escribir hoy. Ayer por la noche estuve viendo una de las pelis más terroríficas que he visto nunca. Y no la he visto sólo una vez (la habré visto como 20 o 3o veces), ni tampoco es la peli más moderna, pero es que me parece única. Bueno, en cierto sentido es única, porque sólo la han hecho una vez (y todavía no ha sufrido de esa plaga del remake y esas cosas). Me refiero a Alien, el octavo pasajero.

Y ahora estaréis diciendo todos que me he vuelto idiota perdido (por no decir gilip..., pero no voy a ser yo el que os de ideas). ¿Cómo soy capaz de conectar la idea de cenar con una peli de terror, donde el monstruo es más feo que yo al despertarme por las mañanas o Marujita Díaz cuando ríe? Pues muy fácil. El bichito ese termina zampándose a toda la tropa de la peli. Menudo festín se pega. Un total de seis personas. Vamos, si le dejan un poco más de metraje, se come hasta al apuntador y al director y tiene que filmar él solito el final de la peliculita.

Y digo yo, a ese engendro (y la palabra es más que idónea, ya que se engendra en el interior de John Hurt), ¿nadie le ha explicado nada sobre la conveniencia de tomar una dieta mediterránea y basar su alimentación en ensaladas, fruta, etc.? A mi me parece (sólo es una intuición, pero creo que acierto cuando digo que me parece), que nadie le ha explicado esos beneficios en los diferentes tipos de comida. Claro que, cualquiera se le acerca a la oreja (si es que la tiene) y le dice algo al animalito... Si es que con el pronto ese que tiene, te mete un "bocao" que te deja sin brazo. Pero ahí está él, tan feliz de la vida, yendo detrás de todo aquello que se mueve, sin preocuparse si le va a subir el colesterol, que si todavía no ha terminado la digestión pero sigue teniendo hambre (y por lo tanto sigue comiendo), que si le seguirá cabiendo el bikini cuando llegue el verano (o el bañador, que yo todavía me pregunto si era macho o hembra)...

Entonces, si Alien no se preocupa y han hecho hasta cuatro pelis de él como protagonista, más dos pelis compartiendo cartel con su colega Depredador, ¿por qué me entran a mi remordimientos de conciencia cada vez que me tomo alguna de esas comidas maléficas para el cuerpo? No tengo respuesta a eso. Debe ser uno de esos misterios de la vida.

Aún así, creo que aquellos que hablan de la comida sana y se escandalizan cuando les "reconoces" que las hamburguesas del burry kin (o internacionalmente conocido como Burger King) están muy ricas, deberían dejar de ir a ver Alien al cine (cuando saquen la edición especial de Sigourney o la edición con efectos especiales renovados con la última tecnología) o dejar de comprarlo en DVD, Blu-ray o cualquiera que sea el formato de moda del momento. O sea, menudo pecado es tomarse uno un brownie con una bola de helado de vainilla, cubierto todo con chocolate caliente, pero no dicen nada con la forma de alimentarse de extraterrestre ese. ¿No ven que sólo están contribuyendo al aumento de su ya extenso patrimonio (este tío seguro que no nota las subidas de precio de los alimentos del súper) y que además pueden ser su próxima víctima?

Desde luego, ahí está él con su sonrisa profident...

viernes, 19 de septiembre de 2008

Repasemos buenos tiempos

Mira que ha pasado poco tiempo, y aun así, parece que fue hace tres millones de años (parece que sigo en el rollo de la entrada anterior, pero no).
Me refiero a las vacaciones de verano. ¿Verdad que quedan lejos? De hecho, yo ya estoy con el calendario, tachando los días que quedan hasta las siguientes... Pero hoy ya es San Viernes y se avecinan las minivacaciones semanales que disfrutamos los curritos (¡qué largas se hacen las semanas!). Y me he acordado que, el otro día estando en voleibol, una amiga alemana me llamó de todo a razón de un mail que mandé a mi gente al regreso de las vacaciones (lo más suave fue cabronazo...). Y su razón tenía, pero lo explicaré más tarde (si no, quito el encanto de esta entrada, y nadie querrá eso, ¿verdad?). Yo no lo hice con mala intención, pero así ocurren las cosas. Sin embargo, fue ella la que me dijo que debería recordar ese mail en mi blog para que lo puedan ver todos aquellos que no lo experimentaron la primera vez.
Menda estuvo de gira por Bélgica y Amsterdam este verano (sé que debería decirse Holanda porque queda mejor literariamente, pero es que sólo estuve en Amsterdam). Pasé por múltiples ciudades, y de todas ellas me llevo varios recuerdos. Entre ellos, un mítico comentario de una murciana viendo un escaparate en el centro de Amberes (la mujer mira un escaparate, se gira hacia su marido y le pregunta en su acentazo murciano de pura cepa: "Paaaaaaaco, eeeehhhtooo... ¿pá qué é? [en castellano, ¿esto para qué es?]). Después de eso, uno se sentía un poco más cerca de casa. Bueno, volviendo a lo que quería contar. Cómo todo turistón que sale de su país (y eso lo hace todo el mundo), me lié a hacer fotos. Al principio estás que si el monumento de aquí, que si la iglesia de allá, que si la plaza de ahí, que si la chocolatería de allá... Vamos, empiezas con las cosas interesantes (la chocolatería es muy interesante para un goloso como yo). Pero pasan los días y el nivel de exigencia para apretar el botón de la cámara se rebaja considerablemente. Digamos que se reduce a casi cero (siendo cero, no tener criterio a la hora de tirar fotos). Vamos que luego haces foto de la silla de la terraza donde has comido, del adoquín del "pollo" del canal donde te has sentado, etc.. La culminación fue hacer la foto de un niño meando (aunque sea una estatua). Me da igual que sea famoso y que todos nos quedemos como idiotas viéndolo. ¿Pero a quién se le ocurre querer hacerse la foto de un pimpollo sujetándose el pinrele mientras hace pis? Que, además, es una estatua de los más enana y de los más escondida que puede haber. Desde luego que a mi se me ocurrió tirar la foto (hasta diría que quedaría mal si no lo hubiera hecho, porque luego me dirían todos mis amigos: "¿Estuviste en Bruselas y no sacaste foto del Maneken Pis?"). Es decir, resumiendo, que yo no tenía nada que envidiar a esos japoneses que se ven en grupos de tropecientos mil, todos cámara en mano, sandalias con calcetines blancos puestos, etc. (eh, eh, que yo cuando me pongo sandalias, no me pongo calcetines... Aunque sea medio alemán). Más bien os diría, que ellos copian lo que ven de gente como yo cuando hago turismo por el extranjero.
El caso es que, después de rellenar no sé cuantos megas y gigas de memoria en las tarjetas de mi cámara, pensé que una buena forma de retomar el contacto con mi gente, era mandarles una especie de reportaje de lo mejor que había visto en las ciudades. Usease, mi "Best of" personal de Bélgica y Amsterdam (vaya, que no hace falta ser un músico famoso para hacer un recopilatorio de lo mejor de... Vamos, digo yo). El resultado fue éste:
1. Amberes
Veamos cómo sabe esto


2. Brujas

¿La negra sabrá igual que la rubia?

Después de una negra, vamos a alternar con algo más clarito (y encima con Alemania...)

3. Lovaina


Aquí lo típico era una cerveza de cereza (¡qué sí, qué sí!)


4. Bruselas

No me puedo volver de vacaciones sin volver a tomar una negra (y ¡qué viva España!).


El tipo tubo no lo he probado todavía...


5. Amsterdam


Son más típicas en Bélgica, pero ya que he cogido carrerilla...


Claro, ahora viene la parte en la que explico porqué se cabreó mi amiga. Antecedente: ella es alemana (si es que nos buscamos y juntamos donde sea...), y como buena alemana, es AMANTE de la "serrrvesa" (póngase un acentillo germano rústico y os empezaréis a poner en ambiente). Resulta que esta mujer hace reportajes para la radio alemana (ella es periodista), yéndose a destinos casi inimaginables para encontrar historias que contar. Resulta que en el momento de recibir mi mail, se encontraba en mitad de la selva amazónica (o algún sitio salvaje del mismo estilo), sin apenas contacto con la civilización (supongo por su reacción, que no disfrutaría de muchos "lujos" del tipo baños, aire acondicionado, etc.), pasando un calor que te mueres, trabajando mientras el resto estamos de vacaciones, etc. (me vais pillando, ¿no?). Vamos, un cuadro. Y claro, le llega un mail de un tío que se está tomando "serrrvesa" fresca en terracitas, el resultado no podía ser otro que el de una rubia con cara roja echando pestes sobre lo gilipollas que es servidor por atreverse a mandar mails así.

Después de todo, sólo me queda decir: "Salud, Bettina".

jueves, 18 de septiembre de 2008

Nociones de tiempo

Dirán que el tiempo es tiempo. Es lo que hay. Pasa para todos y a la misma velocidad todo el rato. ¿Y cómo ocurre entonces que siempre se nos hagan eternas las cosas que no nos gustan y cortísimas aquellas que disfrutamos? ¿No es el tiempo el mismo siempre?

Pues a mí me está ocurriendo algo parecido estos días... Como he proclamado a los siete vientos últimamente, me he mudado a Galapagar desde la gran city. Ahora tengo espacio para aburrir y una zona de jardín más que maja (siempre los hay que lo tienen mejor, pero para mi, esto es un lujazo). Siempre he sido amante de los animales, en particular de los perros, y uno de mis sueños ha sido disfrutar de un perro.

Siempre ha habido discusiones en mi casa acerca de la conveniencia de tener perro en un piso. Daba igual los llantos y quejas que pusiera (cuando era pequeño) o los argumentos que me inventase (cuando era un poco más mayor), que todas mis peticiones caían en saco roto. Y tengo que decir, que con el tiempo, creo que era lo correcto. Pero ahora... Je je je. Ha llegado mi hora. Es la oportunidad ni pintada para cumplir un sueño vital.

Y además, la oportunidad está a la vuelta de la esquina. Este verano una perra de la familia ha tenido cachorros y yo ya tengo pedido uno. Me quedan unos días, máxime una o dos semanas, para que me den finalmente a la perrita (siempre he preferido una hembra a un macho), pero...

¿Será posible? Llevo casi 30 tacos esperando este momento... 30 añazos (buff, mucha tela, pero, como siempre, no me quiero desviar del tema) y resulta que esta última semana o semana y media se está conviertiendo casi en inaguantable. ¡Qué alguien me explique la racionalidad en esto! ¡Mira que hay muchas semanas y media en 30 años! Claro está que también la semana y media pasará y al fin tendré mascota. La cuidaré y la mimaré muchísimo (dentro de unos límites, que luego se te suben al sofá, se zampan tus comidas, etc.), pero desde luego parece que mi vida ha pasado volando en comparación con este tiempo de espera.

¿Tendrán algo que ver estas fotos que me han ido mandando de mi perrita?



miércoles, 17 de septiembre de 2008

Reconocimiento público

Acabo de leer un post que me ha hecho pensar (por lo menos en la parte que a mi me toca). Sobre todo porque cuando hablan del alemán de gala y te ponen un enlace con tu blog, que menos que sentirte aludido por su autor.

Las personas somos egoístas por naturaleza. Nos creemos en el derecho de pedir cosas constantemente. Quizá eso sea normal y natural, porque tampoco es que nadie lo haga indiscriminadamente. Y si alguien lo hace, debería dejarse mirar algo. Lo dicho, pedir es normal, sobre todo porque lo haces con gente que sientes confianza y cercanía. Te permites una sinceridad que en otros muchos contextos de la vida diaria no puedes (como llamarle de todo a tu jefe porque es un inepto, no sonreir cuando te presentan a alguien y no tienes ganas de nada, etc.). Adviertes que te puedes dejar llevar y entregarte un poco más al otro y por eso le pides una mano (bueno, a veces incluso las dos, además de los brazos, el tronco y la cabeza).

Quizá el problema esté en que, además de pedir, se exija una respuesta que te satisfaga. No pides y al otro le dejas elegir si te ayuda o no. TIENE que hacer lo que le has pedido. Me parece que eso también lo damos por sentado y no debería ser así. Si nos tomamos la libertad de pedir, dejemos la libertad de que nos respondan NO. Eso no significa que el amigo, el familiar, la pareja no te quieran (bueno, quizá si te dicen no todos los sábados sabadetes, habría que pensarse algo, pero no estoy tratando eso). Puede significar muchísimas cosas: estoy muy liado, no sé hacerlo o simplemente NO ME APETECE, entre otras tantas opciones. No sabemos qué piensa o en qué momento está la otra persona. Porque igual que a mi me gusta tumbarme en el sofá y no hacer nada después de las muchas obligaciones que tengo todo el día (ir al curro, hacer la compra, arreglar la casa, etc.), al ayudante le pasa exactamente igual (vamos, digo yo). Es decir, cuando se pide un favor, a la otra persona le cuesta recortar de su tiempo libre (escaso en cualquiera de los casos) y hacer un esfuerzo extra por ti. Creo que cuando nos hacen un favor, nos lo tomamos como algo natural, algo que es normal... Pero deberíamos ser agradecidos y pensar que la otra persona ha pensado en ti, ha querido ayudarte y ha dedicado tiempo y esfuerzo en salir adelante. Que los favores no es algo absolutamente normal y que es algo que debemos apreciar. Por ello, debo decir, levantador del país, sinceramente, si no te apetece arreglarme las estadísticas, ¡qué le den por culo a las estadísticas! Puedo vivir perfectamente sin las estadísticas...

Y ya que estoy sincerándome, debo hacer un reconocimiento público. Seguramente no soy mínimamente consciente del esfuerzo que ha supuesto para mi garrapata más querida su acción de hoy. Pero después de tener carnet de conducir y no tocar un coche en tantísimos años (yo he perdido la cuenta), hoy ha tenido el valor de coger el coche totalmente sola para recogerme de la estación de tren. Y encima de noche. Después del viaje y pasar un tiempo, ella ha venido hacia mi mientras escribía esto para decirme que estaba contenta por el paso que suponía para ella. Deberías estarlo. Y mucho, pero yo no sólo estoy contento, sobre todo estoy orgulloso de que seas así como eres. ¡Te quiero!

martes, 16 de septiembre de 2008

Papá, ¿por qué somos del Atleti?

La verdad es que hoy es un poco redundante hablar del Atleti, después de que nos lo estén metiendo en la sopa desde hace varios días... Pero es que hoy es un día especial. Por lo menos para aquellos que tenemos como penitencia ser del Atleti.

A ver, a mí me gusta ser del Atleti, pero eso no quita que sea una penitencia. Pierden cuando más fácil lo tienen, cuando todos le dan como favorito, cuando está en racha... ¡Joder! Si es que suelen perder siempre. Y encima está el recochineo de la gente del Madrid (pero eso es otra historia).

Ya sé, ya sé. Que si menudo inicio de temporada, que si menuda delantera tenemos, que si han fichado bien este año... Yo no me espero nada especial esta noche (me refiero al resultado, porque lo que es ver el partido, no va a haber persona humana que me quite del salón del sofá y me arranque el mando del plus de la mano). De hecho pienso que seguramente vayan a perder, que es lo que suelen hacer en estos partidos. Pero quizá hoy se alineen las estrellas de una manera especial, las meigas de Galicia no hayan echado mal de ojo o los jugadores no se han levantado con el pie izquierdo, y resulte que el Atleti gana. Desde luego no voy a montar una fiesta ni daré el coñazo al día siguiente sobre lo bueno que es el Atleti (entre otras cosas, porque después de ganar un partido, suelen perder el siguiente). Pero me quedaré con el regustillo de haber disfrutado de algo que hace mucho que no ocurre. El Atleti gana en Champions.

P.D: Desde el luego, el año pasado, el VfB Stuttgart, el otro "mi equipo", no rascó nada en los partidos que jugó, así que este año sólo puede ir mejor.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Veamos si me entiendo

Hay veces que uno no deja de sorprenderse de las cosas que le pasan. Me voy a tomar como ejemplo (la verdad es que esto es una soberana tontería, ya que el blog es mío y escribo yo, así que quién iba a ser ejemplo de lo que voy a contar).

Hoy ha sido un día largo y raro, pero con una normalidad pasmosa. No ha ocurrido nada emocionante ni sobrecogedor. Bueno, la mayoría de los lunes suelen ser así, sobre todo después de disfrutar de ese descanso tan corto que se llama fin de semana. Estoy molido y cansado de andar de visitas de trabajo toda la mañana, así como de estar toda la tarde sentado delante del ordenador por temas de trabajo (es mi quehacer diario). Tengo ganas de sentarme en el sofá y dejarme sorber el seso por alguna tontería de la tele o ponerme algún trozo de película o serie para no tener que pensar y simplemente estar (los más puristas en todo esto me dirán que no hace falta NADA para estar, simplemente cerrar los ojos y respirar profundamente, pero es que es mi forma de relajarme). Y sin embargo sigo aquí (esto quiere decir, delante del ordenador), rellenando líneas sin una directriz clara y con muchas ideas confusas, que me hacen saltar de una cosa a otra. Pero a pesar de todo el peso del día a mis espaldas, siento ese hormigueo que me hace intentar recopilar mis pensamientos finales del día y tratar de reducirlos en esta entrada. ¿Por qué pasará eso? ¿Cómo es posible que ocurra semejante contradicción? No querer seguir con el ordenador y querer escribir en el blog. Estar cansado pero buscar fuerzas para centrarte en tus ideas y plasmarlas en palabras. Realmente es sorprendente.

Llevo unos días pensando en crear un nuevo blog que sólo hable de música. No pretendo que sea ningún diccionario musical, ni ninguna clase magistral, ni nada por el estilo. Ya lo he dicho en otras ocasiones. No soy ningún experto en música y no pretendo adoctrinar a nadie en nada. Pero resulta que me descubro en muchos momentos del día pensando en cómo me gustaría escribir sobre los discos que escucho, los nuevos grupos y discos que descubro, las canciones que me conmueven, los sonidos que me ponen a cien, etc. Desde luego, ahora no es el momento de crear el blog, puesto que si empezara ahora, seguramente no sería capaz de escribir dos frases con coherencia. Pero quizá ese momento se esté acercando rápidamente.

Mi cabeza ha dicho basta...

domingo, 14 de septiembre de 2008

La noche en blanco

¿Por qué le pondrían ese nombre? La noche en sí es oscura, por no decir negra. Quizá tenga algo que ver con la luna, que ayer estaba casi llena y presidía en el cielo sobre las masas que se movían en las calles de Madrid, dando una luz extraordinaria.

Creo que el eslogán no es muy acertado, porque a mi me sugiere más bien que es una noche vacía, una noche en la que no se hace nada... Sin embargo, supongo que la intención de su creador es sugerir otra cosa. El hecho de que los museos estén abiertos por la noche, que haya actividades musicales, culturales, etc. en las calles... Vamos, ofrecer muchas más cosas de las que Madrid ya tiene de por si y la noche se convierte casi en día por la numerosa actividad existente.

Desde luego yo no pasé una noche en blanco. Pero no fue por las cosas que pudiera ofertar la ciudad con motivo de este evento. De hecho, pienso que la famosa noche fue un desastre integral (y ya van dos, porque el año pasado ya me pareció otro "bluff" impresionante). No veo el menor interés en que las masas estén todas en la calle, intentando entrar en sitios que puedes ver normalmente durante el día y durante todo el año, creándose unas colas de espera para entrar IMPRESIONANTES (estoy hablando de horas para visitar sitios que normalmente puedes ver el resto del año). No puedes andar bien por las calles por la cantidad de gente que había, el metro estaba colapsado (tanta oferta de estar abiertos hasta las 3 de la mañana y luego resulta que no había persona que consiguiera entrar en él, habiendo colas desde el torno de entrada hasta la boca del metro en la calle), los espéctaculos de la calle sencillamente lamentables (escenarios con luces o algún vídeo insulso), las calles llenas de papeles tirados en el suelo, al igual que botellines, vasos de plástico, gente orinando en cualquier esquina, etc. Lamentable. Luego dirán que fue un éxito rotundo. Qué nunca había habido tanta gente que se interese por la cultura, etc. No lo entenderé nunca. Prefiero pagar por ver aquello que me interese, en el momento que más me convenga y apetezca y sin tener que esperar tremendas colas y estar agobiado de gente.

Pero digo que para mí no fue una noche en blanco. Por suerte yo ya tenía entradas para el concierto que os comenté en una de las entradas anteriores del blog: Sam Roberts. Pero antes había que coger un poco de fuerzas en un restaurante italiano (Luna Rossa, os lo recomiendo). Unos antipasti de entrantes, una pizza hecha sobre fogones de leña y un buen postre, y ya estabamos listos para disfrutar de la música (quizá debería ponerme un poco más a dieta, pero es que hay que disfrutar un poco de la vida, ¿no?).

Ya estaba todo listo. La sala es pequeña y acogedora. El público ronda la misma edad que yo, aunque veo a alguna persona un poco más mayor. Todos tenemos ganas de oir a este hombre con su banda. Aunque debo decir que nunca lo había visto o oído en directo, por lo que no sabía muy bien qué me esperaba. Señores, ¡menuda actuación! Nada que envidiar a grupos de renombre que llenan estadios y amasan millones con cualquier single que editen. El grupo se dejó la piel sobre el escenario, entremezclando las canciones rockeras con medios tiempos preciosos, bien haciendo cantar al público, otras veces acallándonos con el sonido de las guitarras, demostrando su buenhacer musical con jam session en mitad de alguna canción... Este canadiense se ganó a todo el mundo hablando en castellano con el público entre canción y canción (como me acordé de Oasis, que vienen en todas su giras por España y el cantante siempre suelta en inglés "os diría algunas cosas, pero es que no tengo ni papa de español"... ¡Pues aprende, coño!). Un poco más de hora y media de concierto tocando sin parar. Dijo el señor Roberts casi al final: "Hoy es la noche en blanco. Sabemos que empieza aquí, pero no sabemos dónde va a acabar".

Lamentablemente yo sí sabía dónde iba a acabar. Eran casi las 2 de la mañana cuando acabó el concierto y todavía teníamos que llegar a Galapagar en coche. ¡Menudas ganas de conducir 40 kilómetros a esas horas! Pero el viaje se hizo muy corto, porque todavía tenía en mi cabeza los ecos de las canciones, el vibrar de la gente, la sonrisa del cantante, la camiseta y un póster que me había comprado, etc. Hacía tiempo que no me lo había pasado tan bien y ya tengo ganas de que este hombre vuelva, porque, desde luego, yo no pasé ninguna noche en blanco.

sábado, 13 de septiembre de 2008

¿Qué comen en Galapagar?

Siempre he sido objeto deseado por los mosquitos. Da igual cuántas personas estén durmiendo en la misma habitación conmigo. Ya pasaba de pequeño durante las vacaciones con mi padre y mi hermano, en el viaje de fin de curso del instituto, en las vacaciones con mi novia, etc. Por las mañanas, se contaban las picaduras en mi cuerpo casi por docenas.
Da igual lo que haga, siempre soy el elegido. La verdad es que yo renunciaría gratamente a ser el centro de atención de estos insectos "cojoneros", pero no parece que sea algo que pueda elegir.
Llevo dos noches que me acribilla uno, que debe estar relamiéndose su aguijón (o lo que sea lo que tenga, aunque más bien parece que utiliza un arpón) mientras escribo esto y planificando su estrategia de ataque para la siguiente noche. Ya lo he probado todo. Desde pastillas antimosquitos hasta perseguirlo con la vista a las 4 de la mañana, esperando que se pose en algún sitio para matarlo (ahí he estado como un idiota de pie, encima de la cama, intentando ver un punto minúsculo negro en las paredes del dormitorio).
Pero debe ser que Galapagar es distinto. No será si será la falta de polución de la gran ciudad o es que aquí van al gimnasio, pero ni los métodos químicos (pastillas, líquidos, etc.) ni las barreras físicas (mosquiteras, etc.) parecen tener efecto aquí. Supongo que comer, comen lo mismo que todos (de hecho, yo soy siempre el plato más escogido de su menu diario), pero los de aquí me están empezando a desesperar (cómo les encanta zumbar cerca de tu oído, de manera que sepas que están ahí, que te van a picar, pero que no vas a poder hacer nada).
Todavía no he llegado al extremo de intentar matarlo a base de escopeta, pero cómo esto siga así, creo que será una muy buena opción, aunque quizá tenga que recurrir directamente a cañones de barcos (que tienen más diametro de impacto).

jueves, 11 de septiembre de 2008

Todo oídos

No me gusta Bisbal. Tampoco Chenoa, Bustamante o cualquiera de esos personajes que salieron de la factoría televisiva.

No condeno a aquellos que les guste, pero quiero dejar clara mi postura de antemano. No vaya a haber alguien que me diga a posteriori algo. No sé si tendrá que ver con mis raíces alemanas o que tengo una vena friki (aunque eso se supone que hablaría más a favor de gustarme un triunfito o triunfita).

El caso es que tengo unos gustos bastante claros, aunque siempre me guste probar y descubrir nuevas cosas (como en tantas otras cosas en esta vida, pero eso es otra historia). Mañana es un día importante dentro de la música. Metallica saca disco. ¡Menuda comparación se saca este tío de la manga! Pero mirad bien esa foto... ¿Qué da más miedo? Los rizos de antaño de Bisbal o las caras de perros rabiosos de los melenas estos.


Yo prefiero a estos. Sobre todo con lo que promete ser una vuelta a sus raíces. Se acabaron cosas lights (ver Load o ReLoad) o experimentos musicales (ver S&M). Toca oirles en su salsa. Sonido heavy, voces desgarradas de Hetfield, punteos electrizantes de Hammet, ritmos frenéticos de Ulrich o graves que calan en los huesos de Trujillo... La espera ha sido larguísima, pero promete mucho.

Visto que hoy me he puesto con música, pues voy a continuar con ella. El sábado me espera un concierto en la sala Sol de Madrid. Tiempo ha que este menda no va a ninguno. Creo recordar que el último fue de Garaje Jack en el antiguo Chesterfield Café con Rubén (¿qué fue de aquellos tiempos en los que ibamos los viernes buscando sitios para oir música?). Es verdad que fui yo, teniendo ya las entradas compradas, quien renunció ir a ver a Coldplay hace ahora 4 días en el Palacio de los Deportes. Pero es que el último disco (Viva la vida) me decepcionó mucho. Con las escuchas, algunos temas han ganado en sonido y ritmo, pero que no me comparen ese disco con el glorioso "A Rush of Blood to the Head". Creo que no se merecían 100 euros gastados por mi parte (2 entradas, ya que mi novia no se va a quedar en casa, mientras yo bailo por ahí). El caso es que por fin vuelve la emoción de ir a una sala, estar con gente que le gusta la misma música, esperar con cierto nerviosismo a que salga el artista, cantar y bailar con las canciones, etc. ¡Ahhhhhhh! Qué largo se va a hacer la espera hasta el sábado por la noche. Por cierto, voy a ver a Sam Roberts. Recomiendo mucho su último disco (Love at the End of the World).



Por desgracia no se puede ir todos los días a conciertos. Por lo que te tienes que conformar con escuchar discos en casa, en el coche, en el tren, en el metro, donde se pueda... Porque, que a mi no me nieguen que la vida sin música, no es vida. Todavía me quedo muy sorprendido con el efecto que tiene la música en mi estado de ánimo. Volvía hoy del trabajo en el tren (a Galapagar, por supuesto) y estaba molido. Pensé en ponerme algo tranquilo para relajarme e incluso quedarme dormido un rato (es que, Galapagar queda lejillos). Investigo en mi iPod en busca de algo que cumpla con ese requisito. Me cuesta decidirme. Pink Floyd puede ser una opción buena, pero la desecho tras 3 canciones. Busco algo distinto. Quizá más alegre y menos enigmático. Al final doy con un grupo que he escuchado poco, pero que cada vez que lo hago me dice algo sugerente. Old Crow Medicine Show. Esas harmonicas, mandolinas, banjos y guitarras típicas del bluegrass son capaces de despertarme del letargo al que iba encaminado y me dan nueva energía. Soy capaz de afrontar cualquier cosa con un espíritu renovado gracias al poder de la música.


Hablando de descubrir. Uno de los discos que más me han sorprendido en lo que llevamos de 2008 es Consolers of the Lonely de The Raconteurs. Para el que no lo conozca (que será la mayoría), es un grupo alternativo del cantante Jack White. Sí, sí... Ese que tiene una banda llamada The White Stripes. No puedo describir muy bien con palabras qué música hacen (no soy crítico, ni músico, únicamente un amante de música), pero sólo poder escuchar los primeros cuatro temas de su disco, ponen los pelos de punta. Algunos dicen que es un rock de antaño. No sé... Sólo sé que me parecen muy buenos y que lo recomiendo a todos los que lean esta entrada.



Toca poner fin por hoy a este repaso musical. Y qué mejor manera que hacerlo, hablando de mi grupo FAVORITO... Sí, sí... Así, con mayusculas. AC/DC. Todavía recuerdo la primera vez que me pusieron ese "Back In Black" o me dejaron "The Razor's Edge". Desde entonces (tendría yo 12 o 13 añitos... ¡qué polluelo!), no he podido resistirme a su música. Qué se puede decir con discos como Powerage, Highway to Hell, For Those About to Rock, etc. Prometen disco pronto. Al parecer incluso se atreven a comentar que será para finales de año. En su página web hacen concursos para que los fans participen y ganen la posibilidad de ver el rodaje de su nuevo videoclip. Lo único que sé, es que necesito mi "dosis" angusera como quien necesita el comer. Espero que todos los rumores sean mentira y el disco salga la semana que viene.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Estreno... mundial, no, pero galapagueño, sí

Buenas a todos

Sí, sí... Lo habeis conseguido. Y me refiero seguramente a aquel 95% inicial que esté leyendo este blog. Ya no volverá a haber más boletines de volesgrima hispalemán, no. Ahora ya no habrá un plasta con barba, soltando unos rollos de mil pares acerca de sus aventuras, gustos frikis y demás tonterías en un mail.
Pues no. Ahora habrá un blog enterito sobre todas esas cosas... ¡¡¡¡y mucho más!!!!
Veamos, para un posible 5% que pudiera leer esto y no tenga ni idea de lo que está hablando el friki de la foto que hay arriba a la derecha del blog.
El tío ese (si es que con esas pintas todavía merece recibir un nombre así) contaba por mails masivos a todos sus amigos y conocidos, todas las tonterías que se le pudieran ocurrir. ¿Por qué? El porqué nunca se pregunta, pero al estar hoy de estreno, lo voy a contar de todas todas. Pues... porque sí. A mi me es razón suficiente y eso ya es bastante. Tuve la ocurrencia de llamar todos esos mails "Boletines de volesgrima hispaleman de Madrid". ¿Por qué? Bufff... Es largo de explicar, pero en su momento practicaba esgrima y voleibol (sigo con lo segundo, lo primero lo he dejado de momento), además tengo las nacionalidades española y alemana, y encima residía en Madrid (no, si al final, era rápido y fácil de explicar).
Ahora han cambiado un poco los tiempos (bueno, sigo siendo medio español y medio alemán), con lo que ese nombre ya no cuadra mucho. Por eso el título de este nuevo blog "Un alemán en Galapagar". Supongo que viendo las explicaciones que he dado hasta ahora, entender el por qué del nombre no es muy complicado, ¿no?
¿Qué se puede esperar de todo esto? Pues, la verdad, muy poquito. Uno se estrena en esto de los blogs y todavía está un poco verde. Me gustaría contaros mis verdaderas intenciones con todo esto, pero si luego no se realizan, yo quedaría bastante mal (y aun siendo un poco friki, pues tampoco me gusta)... Así que prefiero que las cosas surjan poco a poco. Que mi sentido artístico (más bien escaso) vaya fluyendo y mi (pequeña) capacidad literaria haga el resto.
Esto pretende simplemente ser una humilde bienvenida. Espero que guste, y si no es así, seguid leyendo. Quizá os guste la siguiente entrada.
Hasta la próxima