miércoles, 17 de septiembre de 2008

Reconocimiento público

Acabo de leer un post que me ha hecho pensar (por lo menos en la parte que a mi me toca). Sobre todo porque cuando hablan del alemán de gala y te ponen un enlace con tu blog, que menos que sentirte aludido por su autor.

Las personas somos egoístas por naturaleza. Nos creemos en el derecho de pedir cosas constantemente. Quizá eso sea normal y natural, porque tampoco es que nadie lo haga indiscriminadamente. Y si alguien lo hace, debería dejarse mirar algo. Lo dicho, pedir es normal, sobre todo porque lo haces con gente que sientes confianza y cercanía. Te permites una sinceridad que en otros muchos contextos de la vida diaria no puedes (como llamarle de todo a tu jefe porque es un inepto, no sonreir cuando te presentan a alguien y no tienes ganas de nada, etc.). Adviertes que te puedes dejar llevar y entregarte un poco más al otro y por eso le pides una mano (bueno, a veces incluso las dos, además de los brazos, el tronco y la cabeza).

Quizá el problema esté en que, además de pedir, se exija una respuesta que te satisfaga. No pides y al otro le dejas elegir si te ayuda o no. TIENE que hacer lo que le has pedido. Me parece que eso también lo damos por sentado y no debería ser así. Si nos tomamos la libertad de pedir, dejemos la libertad de que nos respondan NO. Eso no significa que el amigo, el familiar, la pareja no te quieran (bueno, quizá si te dicen no todos los sábados sabadetes, habría que pensarse algo, pero no estoy tratando eso). Puede significar muchísimas cosas: estoy muy liado, no sé hacerlo o simplemente NO ME APETECE, entre otras tantas opciones. No sabemos qué piensa o en qué momento está la otra persona. Porque igual que a mi me gusta tumbarme en el sofá y no hacer nada después de las muchas obligaciones que tengo todo el día (ir al curro, hacer la compra, arreglar la casa, etc.), al ayudante le pasa exactamente igual (vamos, digo yo). Es decir, cuando se pide un favor, a la otra persona le cuesta recortar de su tiempo libre (escaso en cualquiera de los casos) y hacer un esfuerzo extra por ti. Creo que cuando nos hacen un favor, nos lo tomamos como algo natural, algo que es normal... Pero deberíamos ser agradecidos y pensar que la otra persona ha pensado en ti, ha querido ayudarte y ha dedicado tiempo y esfuerzo en salir adelante. Que los favores no es algo absolutamente normal y que es algo que debemos apreciar. Por ello, debo decir, levantador del país, sinceramente, si no te apetece arreglarme las estadísticas, ¡qué le den por culo a las estadísticas! Puedo vivir perfectamente sin las estadísticas...

Y ya que estoy sincerándome, debo hacer un reconocimiento público. Seguramente no soy mínimamente consciente del esfuerzo que ha supuesto para mi garrapata más querida su acción de hoy. Pero después de tener carnet de conducir y no tocar un coche en tantísimos años (yo he perdido la cuenta), hoy ha tenido el valor de coger el coche totalmente sola para recogerme de la estación de tren. Y encima de noche. Después del viaje y pasar un tiempo, ella ha venido hacia mi mientras escribía esto para decirme que estaba contenta por el paso que suponía para ella. Deberías estarlo. Y mucho, pero yo no sólo estoy contento, sobre todo estoy orgulloso de que seas así como eres. ¡Te quiero!

1 comentario:

damupi dijo...

Fangoria:
El arte de decir que no...de forma natural.
La ciencia del perfecto adios..tajante y sin dudar..sin sentirme mal.

Ya tienes las estadisticas corriendo.

:P