lunes, 29 de septiembre de 2008

Edad de plenitud

Pues sí, esa es la edad que estoy viviendo ahora...

Estrés del trabajo, cantidad de cosas que hacer con la mudanza, obras de casa pendientes, medio enfermo de estómago, falta de tiempo para todo, etc. Vamos, todo lo que uno puede vivir por esta época de su vida, me está tocando. Y me está tocando de lleno.

Dicen que las cosas van por rachas. Yo espero que esto sea una racha mala, aunque de alguna manera lo dudo, porque, a pesar del agobio lógico, no estoy deprimido, ni nada por el estilo, pero como esto sea una racha buena, ¿qué me esperará con la mala venidera?

Ayer volví de mi viaje relámpago a Valencia, trayendo en mi equipaje de mano a la cachorrita más mona que se puede tener. Aunque no quiero dar detalles ñoños sobre mi nueva mascota (porque caería en los tópicos de todo el mundo y ya sabríais todos lo que iba a decir, ¿no?), sí contaros que hoy, en un solo día, he fregado el suelo más veces que en muchos años juntos (y no es por dármelas de moderno o cualquier otro calificativo que haya ahora para aquellos que compartan las tareas de casa por igual con sus novias, parejas, mujeres, etc., pero ¡mira que he fregado veces!). Ahora toca la ardua tarea de ir de enseñanza sobre dónde puede mear la perra, dónde puede ir, etc. Reconozco que por un lado tengo gran parte de culpa en haberme buscado esta fuente de "estrés" (porque ahora mismo no necesito estar pendiente de una perrita, sino solucionar otros tantos millones de cosas), pero es que estar tumbado en mi despacho semi-vacío con la perrita al lado y jugueteando, me hace feliz. He cumplido un sueño vital... Y eso justifica mucho, ¿verdad?

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